Tiempo: el prana o la energía de las primeras relaciones del bebé
En nuestras vidas ajetreadas, de ir y venir de un sitio a otro, se nos va la vida tratando de ser alguien en la vida, de dejar una marca. Por eso terminamos el día exhaustos y con una lista interminable de pendientes, a veces hasta sintiendo frustración. Pero observando a mi bebé mientras la alimento me doy cuenta de la importancia del tiempo.
Es tiempo lo que necesitamos todos, para sentirnos amados y para amar, para alimentarnos y alimentar, para ejercitarnos, para tranquilizarnos. Necesitamos regalarnos tiempo y regalarlo a los que nos interesan. El tiempo es la energía vital o prana que requiere una relación para existir, ya sea con uno mismo o con los demás.
Tengo la bendición de tener en mis brazos una dulzura de tres meses que necesita mucha de esa energía para vivir, mi tiempo. Es el tiempo que le regalo lo que la ayuda a crecer, a sentirse segura mientras descubre el mundo. Un mundo inmenso y lleno de sensaciones, emociones, que comienza en su cuerpo, sus dedos, manos, pies. Es un mundo nuevo, saberse separada de mamá, sentir la separación física de ese ser que fue uno por nueve meses.
Desde que nació, todas las actividades que hacemos juntas, ese tiempo que invertimos en nuestra relación llenan de energía ese vínculo inalterable que existe entre nosotras. De igual manera su papá alimenta este vínculo, le regala todo el tiempo que puede, la carga, duerme, alimenta y cambia de pañal.
Cuando tienes a un bebé recién nacido es fácil caer en la frustración porque es un trabajo que no para. Toda tu energía va dirigida a ese ser tan hermoso pero a la vez demandante. Es en estos momentos bueno el acordarnos de alimentarnos y respirar adecuadamente, llenarnos de prana. También sirve tomar conciencia de que solo es una etapa, que esto ¡va a pasar!
Cuando tenemos un momento como este es bueno recordar las imágenes de las diosas que están siempre en disposición de ayudar a su hijo porque nos recuerda que nuestro trabajo diario, y aparentemente repetitivo es sagrado. Es un sacrificio, no porque nos cueste o nos duela, sino porque es un sacro-oficio, es un oficio sagrado.
El ser madre es un oficio sagrado porque implica un acto de amor infinito y compasión por otro ser humano el darle la bienvenida a este mundo y procurarle en todas sus necesidades. Alimentarla se convierte no sólo en un acto físico, es regalarle el tiempo de observarla, hablarle, acariciarla; es un tiempo en que el prana se manifiesta en su máximo punto, es un acto de amor, con una nutrición física, emocional y espiritual.
Como el prana es la energía universal de Dios es algo que nunca se nos acaba, simplemente respiramos y nos alimentamos adecuadamente y nuestros recursos energéticos se renovarán. Dar nuestro tiempo, nuestra energía y atención a un ser que lo es un acto de compasión y amor, además no ayuda a forjar una relación de confianza con nuestros pequeños.
No está de más decir que, aunque lo hagamos sin esperar nada a cambio, nuestros pequeños nos pagan con la misma energía y prana. Esas bellas sonrisas, esos guuu y esa mirada indescriptible que tienen cuando te ven, sus ojitos se llenan de luz sólo de verte, eres su mundo, su primer contacto. Ellos están llenos de amor hacia ti, al mundo y la vida, comparten ese prana contigo y con los que los rodean. Llenan de luz los lugares a donde van, ellos tienen su propio prana y movilizan el de los demás.
Así que aprovecha a tu pequeña fuente de energía, aliméntala y crea ese vínculo o relación que más adelante seguirá existiendo. Tu mejor regalo en estos primeros meses es tu tiempo.
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